ABISMO
Había algo en su rostro, en su postura. Había encierro, calor, frío, cansancio. Por una semana esta foto se volvió mi fondo de pantalla, necesitaba entender qué me generaba en distintos momentos, cada vez que lo miraraba, encontraba algo nuevo. Se lo mostré a mis amigos, a mi familia, “¿qué les genera?” les preguntaba.
Abismo, negro, agujero, Alicia en el País de las Maravillas, un viaje, la falta de control, la aceptación, caerse de una silla, el mar, las olas, el caos, la calma, el frío y el calor.
Mil sensaciones, mil pensamientos.
No se muy bien ni por dónde voy a empezar, siento que es un buen comienzo. Sin darme cuenta ya no puedo trabajar sola, no por inseguridad o necesidad de aceptación sino que ya no existe en mi esquema no ver un proyecto en colectivo, pensar en colectivo, es un poco/bastante aburrido trabajar sola, aunque no lo estoy haciendo. Es una regla la cual voy a romper porque inconscientemente este primer arranque del diseño de un movimiento no fue individual.
Pienso mucho, le doy muchas vueltas a las ideas, las bajo pero al momento de acomodarlas lo veo como un Tetris imposible de resolver; es que una imagen, una palabra es tanto a la vez que reducirlo a una idea, a un partido me cuesta. Una vez más me encontré pidiendo feedback en el room que me tocó de zoom, Mimi me tiró unas puntas, Facu me hizo muchas preguntas. Estaba ahí, sabía que en mi mente estaba cómo quería organizar este mundo de ideas solo me faltaba camino por recorrer. Tuve una pausa, un momento de inactividad o eso creía yo sin ser consciente que ya mis ojos no miran de la misma manera, que el diseño muy de a poco se vuelve parte mío, que vamos hay diseño en todos lados, no es un traje que me pongo los martes y los viernes únicamente. Pero antes de eso, me junté con Juli porque me encontré medio ahogada en mis pensamientos, cómo me acomodo, cómo bajo mi partido conceptual, no estaba apurada, no quería llegar más rápido, quería disfrutar de lo que estaba logrando. Le conté las ideas, las sensaciones y bajadas, le explicaba que para mí el abismo es un momento, un viaje, tiene un principio y un fin, no se vive en el abismo, se pasa por él o eso creía yo. Entonces hablamos de los momentos, del mar y sus movimientos: “el mar sigue siendo mar”, puede haber un tsunami revolucionar, destruir todo absolutamente todo pero el mar sigue siendo mar, la tierra sigue siendo tierra aunque devastada, quien no sigue siendo somos nosotros, el tsunami nos destruye, nos rompe, nos duele, llega y se va, y nosotros no somos los mismos. Entonces en mi diseño ¿quién cambia el objeto o el usuario?
Okay, avanzaba un paso más.
Estaba haciendo mi camino al centro pero fue distinto porque cuando pasé por en frente del planetario vi una torre de botellas sobre el agua, no llegué a leer el cartel que tenía pero sabía que estaba relacionado con el reciclaje, pensé mucho en el mundo, nuestro mundo. Me acordé de algo que escribí el año pasado cuando empezaba la cuarentena:
El humano, nosotros, aprende(mos) en los extremos porque el papel de cabeza dura lo lleva(mos) de maravilla.
"𝘗𝘰𝘳 𝘲𝘶é 𝘱𝘳𝘦𝘷𝘦𝘯𝘪𝘳?"
"𝘗𝘰𝘳 𝘲𝘶é 𝘤𝘶𝘪𝘥𝘢𝘳?"
"𝘕𝘰 𝘴𝘦𝘢𝘴 𝘦𝘹𝘢𝘨𝘦𝘳𝘢𝘥x”
Así fue como el Mundo, nuestra casa, que paciente como él solo nos fue dejando señales a lo largo del camino, un buen día se cansó.
Se cansó de nosotros y de nuestras cabezas duras.
Se cansó y nos pegó una patada voladora, destino: el extremo. Porque, al final del día con una tristeza inmensa, entendió que solo ahí, en donde la situación es más grande de lo que creemos manejar, aprendemos.
O creemos aprender porque la prueba de fuego no es este encierro. La prueba viene después, si realmente aprendimos se verá en nuestras acciones.
Ojalá sea así.
𝐎𝐣𝐚𝐥á 𝐡𝐚𝐲𝐚𝐦𝐨𝐬 𝐬𝐞𝐧𝐭𝐢𝐝𝐨 (más que entender) 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐞𝐧𝐞𝐦𝐨𝐬 𝐮𝐧𝐚 ú𝐧𝐢𝐜𝐚 𝐞 𝐢𝐧𝐜𝐫𝐞í𝐛𝐥𝐞 𝐜𝐚𝐬𝐚, 𝐪𝐮𝐞 𝐝𝐞𝐛𝐞𝐦𝐨𝐬 𝐜𝐮𝐢𝐝𝐚𝐫, 𝐫𝐞𝐬𝐩𝐞𝐭𝐚𝐫 𝐲 𝐚𝐦𝐚𝐫.
Si hay algo que no tengo aprendido y/o incorporado es la ecología, el cuidado del medio ambiente, es terrible, lo acepto pero no hago nada y eso lo hace aún peor. La realidad es que más que el texto que había escrito arriba, no era algo que me moviese, que me impactara, amo y respeto muchísimo a quienes luchan por la causa, que vamos que no tendría que ni ser una causa tendría que ser parte de un lenguaje universal. Estaba trabajando en un bar que tiene un patio interno, a uno de mis lados había una mesa con dos amigas charlando, en un momento siento que alguien me mira muy fijo, me giro y las veo mirándome de mala manera, no entendía cuál era el problema, empiezo a mirar a mi al rededor y veo un cigarrillo consumido pero prendido al lado de mi borcego, seguía sin entender. Mientras entendía que la cara de esas dos mujeres era porque creían que había tirado el cigarrillo al piso (*teniendo un tacho a dos metros de distancias), mi justificación cayó volando del cielo, otro cigarrillo consumido prendido. Sus rostros se relajan, nos miramos y entendimos que no era yo la autora de lo sucedido sino que algún vecino del edificio que estaba sobre el café donde me encontraba.
Fue una sensación extraña, me molesté un montón, en mi interior fue un “loco no puede ser, es que de verdad no aprendemos más”.
Después de eso, en uno de mis lugares favoritos en el mundo, habían hecho una colecta de basura y habían levantado toneladas de plásticos y mugre que había ido quedando desde el verano. Y en ese momento, hablando justo con Mery, me di cuenta yo tengo/quiero hablar de esto, mi diseño de un movimiento tiene que hacer referencia a esto porque el mundo está en el abismo, en un abismo que nosotros humanos no conocemos, en uno constante, en un abismo donde nosotros somos los creadores.
Mi mente empezó a volar, a soñar, “bueno puedo hacer esto, aquello, colgar a una persona, atarla, que le caiga un balde en la cabeza con agua y plásticos, basura”, claramente me llevó cinco segundos entender que tenía y tengo que bajar un poco la idea de la materialización, no porque no sea posible sino que con menos siempre se puede hacer más.
Llegó el viernes con una dinámica que prometía. Al ver la referencia de las personas simulando ser marionetas pensé en Fuerza Bruta, en esa escena emblemática de la corrida, mi mundo (nuestro mundo) intentando salir del abismo. Me tocaba hablar de mis avances, sin pensarlo dos veces junté el material que tenía, le di un orden, lo proyectaba en mi cabeza, cuando empecé hablar estaba un poco nerviosa porque no sabía cómo iba a fluir, no fue como otras veces donde ya había hablado del proyecto, era la primera vez que decía en voz alta todo el camino que había recorrido. Pero fluyó y mucho. Empecé a hablar y con cada palabra me sentía más segura de lo que iba diciendo. Les dejó la presentación que resume en pocos slides mi partido conceputual.
¿Y ahora?
A seguir caminando.
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